Prensa IVIC/ Irania Medina.- Dentro del marco del ciclo de conferencias «Ciencia Esequiba», llevado a cabo en el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC), el presidente de la Sociedad Venezolana de Espeleología, Rafael Carreño, ofreció una charla titulada «Estudios cavernarios en ámbitos fronterizos inexplorados».
Durante su intervención, Carreño resaltó que en 1952, con la fundación de la Sección de Espeleología de la Sociedad Venezolana de Ciencias Naturales (SE-SVCN), se inició una etapa sin precedentes en el estudio de las cavernas en el país, estudios que desde 1967 son atendidos por la Sociedad Venezolana de Espeleología (SVE). Asimismo, destacó la trascendencia de la ciencia, la cual permite establecer una nueva relación entre un patrimonio natural recién estudiado y la sociedad.
El presidente de la SVE mencionó que todas las disciplinas científicas ejercen un rol «fundacional», ya que cada descubrimiento o descripción de nuevas especies o familias abre nuevas vías para que la sociedad comprenda lo que antes era desconocido. “De esta manera, se han desarrollado diversas especialidades académicas, donde los investigadores van desarrollando nuevos métodos y objetivos para alcanzar el saber”, expresó.
Carreño explicó que la espeleología, el estudio científico de las cavernas, surgió bajo la influencia de la minería y la geología, y cada vez que un grupo de espeleólogos explora un nuevo conjunto de cuevas, se inaugura una corriente de conocimiento. Además, señaló que los trabajos de los topógrafos del inframundo, que ubican las cavernas en un mapa y describen su entorno, facilitan la labor de otros científicos que llegan posteriormente a esos ecosistemas.
“El terreno fracturado donde se encuentran estas aberturas se conoce como ´Karst´, y constituye un lugar de gran importancia, tanto para el aprovechamiento ecoturístico como para la investigación científica. Las cuevas húmedas albergan reservorios de aguas subterráneas, mientras que las secas protegen evidencias antiguas como pinturas rupestres y otras huellas prehistóricas. Además, las grutas son refugio de una biodiversidad única, una parte de la cual se ha adaptado a los microambientes de oscuridad total. Señaló el especialista.
Venezuela ha sido pionera en la exploración y estudio de las cavernas en Latinoamérica, acumulando 71 años de experiencias y superando los riesgos que estas cuevas vírgenes imponen. A lo largo de esos años, se han realizado descensos con cuerdas en pozos verticales y se han topografiado más de 200 kilómetros de galerías en todo el país, a excepción de Delta Amacuro, cuya geología no es propensa al cavernamiento.
Sin embargo, aún queda una extensa área por explorar: la fachada Atlántica, en la Guayana Esequiba occidental, ubicada en la margen izquierda del río Esequibo, territorio que pertenece a todos los venezolanos. Este espacio ofrece un enorme potencial para descubrir cuevas aún desconocidas, ríos subterráneos y nuevas formas de vida, así como una gran variedad de elementos con formas caprichosas, como estalactitas y estalagmitas.
Carreño enfatizó que el interés científico por el subsuelo no busca crear conflictos, ni ocupar territorios o extraer recursos naturales, sino que simplemente aspira conocer la geografía y estudiar las maravillas que se encuentran ocultas bajo los pies. En todos los sentidos se respetan los títulos que acreditan el pleno dominio de los vecinos Guyaneses sobre la margen derecha del río Esequibo.
“La ciencia es el puente que permite adentrarnos en lo desconocido y comprender cada vez más el vasto mundo que nos rodea. La exploración de las cavernas no solo enriquece el conocimiento científico, sino que también promueve la conservación y valorización de estos espacios naturales únicos”, destacó.
Conferencias como las llevadas a cabo en el ciclo “Ciencia Esequiba”, invitan a reflexionar sobre la importancia de preservar y explorar nuestros recursos naturales, y a reconocer que el estudio científico de las cavernas representa una contribución invaluable para el avance de la ciencia y la comprensión del entorno.
Conocer la Guayana Esequiba occidental, es decir, la vertiente venezolana de esa cuenca, es una tarea prolongada, mientras eso se logra debemos confiar en que la ciencia también sirve para querer y creer en algo tan relevante como la patria.