Prensa IVIC/ Edith García.- La Cordillera de Los Andes venezolanos se ha convertido en un maravilloso mundo para explorar por parte de los botánicos e investigadores que se han adentrado en la región para descubrir y describir nuevas especies para la ciencia.
En los últimos años Los Andes ha sido el escenario de importantes hallazgos que vienen a robustecer las colecciones botánicas del país y donde expertos vienen trabajando para mostrar al mundo la gran diversidad biológica del país, muestra de ello fue el descubrimiento de Ouratea chepelii, Niño et al. Algo importante de este descubrimiento es el hecho de que se trata de un árbol, cuyo porte puede alcanzar hasta 10 metros de altura y sus flores son amarillas muy vistosas, al igual que sus frutos con un carpóforo rojo.
“La identificación de una planta es un arduo trabajo y el proceso suele ser largo tomando en cuenta que el experto debe saber si se trata de una planta conocida o si por el contrario es una nueva especie, de allí surgió el hallazgo de Ouratea chepalii, un árbol que fue encontrado a las orillas del Parque Nacional Guaramacal, ubicado al noroeste de los Andes Venezolanos en los estados Portuguesa y Trujillo, y al revisar la literatura se evidenció que la planta colectada pertenecía a un grupo que domina la región amazónica, por lo que resultó muy extraño que se encontrara en los Andes Venezolanos”, señaló el experto.
Se hizo todo el procedimiento de revisión en distintos herbarios en el país, Colombia, Brasil y Estadios Unidos y se dieron cuenta que era una nueva especie, lo que los llevó a realizar el trabajo de identificación, donde notaron que en los andes de Venezuela sólo existían dos especies reportadas y Ouratea chepelii se convirtió en la tercera, mientras que en Amazonas se pueden encontrar alrededor de 65 especies.
Se asignó el nombre específico en honor al Pastor de la Iglesia Bautista José Canelón, conocido por sus amigos y familiares como Chepel, quien dedicó su vida a la prédica de la palabra de Dios y es padre de Daniela Canelón, quien contribuye también en esta publicación.
Destacó el investigador que la ventaja de tener una especie nueva para la ciencia en un laboratorio de química se traduce en aportes novedosos tanto para la taxonomía como para la química, “hasta los momentos se conoce que los indígenas han utilizado algunas especies amazónicas para tratar el cáncer y esto forma parte de los conocimientos ancestrales”, pero en los Andes no se sabe nada de la planta, “por ahora sospechamos que se trata de una planta endémica “rara” desde el punto de vista ecológico, pues su distribución es muy restringida y la población desconocida, durante la descripción de la especie se detectó que incluso el árbol no florece cada año y lo hace de manera errática. Próximamente iniciaremos los estudios químicos con este árbol”.
Es importante destacar que todos los hallazgos de nuevas especies no solo en la región andina, sino en el país significan un gran aporte porque ayuda a descifrar como ha sido la evolución de la diversidad biológica del país. “Nos ayuda a entender aún más el como llegaron estas plantas a la región y sus interacciones con otros organismos, cada vez que se describe una planta se pueden entender mejor las cosas, despejar dudas y enlazar los acontecimientos, porque la historia de la vida se está armando a través de un árbol filogenético y eso lo estamos haciendo con las plantas.
Santos Miguel Niño, destacado investigador y miembro clave del equipo de descubrimiento, pertenece al grupo de especialistas del Laboratorio de Taxonomía de Plantas del Centro de Química Medicinal del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC) y del Instituto de Biodiversidad (INBIO) de la UNELLEZ. Actualmente, se enfoca en el estudio de plantas con potencial utilidad, especialmente en los campos medicinal y agrícola. Dado que el taxónomo es quien verifica la identidad específica de cada planta, este paso inicial es fundamental para establecer los protocolos que permitirán la elaboración de extractos químicos y los subsiguientes análisis pertinentes.
El botánico explicó que su laboratorio tiene como objetivo producir extractos de aceites esenciales de diversas plantas actualmente empleadas en áreas rurales de Venezuela, cuyas dosis y componentes activos aún no se conocen con exactitud. Además, tiene la aspiración de continuar identificando nuevas especies, para lo cual se ha lanzado un proyecto que reúne a los principales botánicos del IVIC y del INBIO con el fin de catalogar al menos 10 especies que se sospecha son inéditas en Venezuela.
Se estima que, manteniendo el actual ritmo de identificación, Venezuela podría alcanzar la cifra de 20,000 especies para el año 2030. No obstante, existen limitaciones técnicas y de personal que impiden cubrir todas las áreas necesarias. A pesar de ello, se confía en que el IVIC liderará el esfuerzo para consolidar la información biológica del país mediante el Sistema Global de Información sobre Biodiversidad (GBIF).
Es más, los datos de la colección del herbario del IVIC y del Herbario PORT de la UNELLEZ ya están disponibles en esta prestigiosa plataforma global. Este logro es el resultado del proyecto GBioVen del IVIC, titulado “Gestión de datos sobre la biodiversidad de Venezuela. Etapa I. Diversidad vegetal de Venezuela” que se encuentra en su fase inicial y busca integrar las principales colecciones biológicas del país para beneficio de la comunidad científica nacional e internacional.