Instituto Venezolano de Investigaciones Cientificas 
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José Esparza Bracho: “Las ciencias básicas debe traducirse en productos”

Prensa IVIC.- José Esparza Bracho, maracucho de nacimiento e insigne investigador del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC), desde muy joven su pasión fue el estudio de los rotavirus y el desarrollo de vacunas, lo que le ha valido innumerables reconocimientos por su intachable labor y legado científico que ha trascendido no solo en Venezuela, sino en todo el mundo con sus aportes e investigaciones en materia de virología.

Luego de 25 años, regresó al IVIC donde recibió un merecido homenaje por el trabajo realizado en el instituto donde no solo hizo investigación, sino que formó a muchos estudiantes que llegaron a ser pilares de la virología en Venezuela.

Esparza manifiesta que el IVIC es parte de su formación desde que era estudiante de medicina, pues en vacaciones se venía a las frías montañas de Altos de Pipe para aprender en los laboratorios del Centros de Microbiología y Biología Celular y de alguna manera ser parte de ese gran esfuerzo que se hacía en el país para hacer buena ciencia y de calidad.

“Tuve varios años aquí como investigador y cuando me fui a Ginebra a la Organización Mundial para la Salud (OMS), las personas me preguntaban sobre el IVIC, mi respuesta era…yo soy investigador del IVIC en préstamo permanente a la OMS”.

En el año de 1985 el Centro de Estudios Avanzados tuvo un auge donde abrió sus puertas a estudiantes del exterior y de universidades del país, cada estudiante con su propio interés, entre ellos una en particular que deseaba estudiar el problema de las diarreas en niños venezolanos, “Bertha Viera de Torres con quien me dediqué en el laboratorio al estudio del rotavirus donde la causa principal del virus es la diarrea infantil en Venezuela, esa fue la contribución más importante en ese momento, debido a que la comunidad médica decía que los virus no podían producir diarreas, pero el tiempo nos dio la razón, de allí que se abrió una línea de investigación donde estudiamos la composición, estructura, epidemiología, frecuencia con que ocurría la diarrea en niños, y no era que nos quedábamos en el laboratorio, íbamos al Hospital J.M de Los Ríos a tomar muestras y educar a la población médica sobre un virus que podía matar a muchos niños en Venezuela”.

Buena parte de su carrera Esparza Bracho la dedicó al estudio del VIH/SIDA, ¿qué significó formar parte del Programa Global contra el Sida y la iniciativa para una vacuna?

Fui uno de los fundadores del Programa Global contra el SIDA (Global Programme on AIDS – GPA), que más tarde se transformó en el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/SIDA (ONUSIDA), y mi trabajo era investigación biomédica, drogas, diagnóstico y vacuna. Cuando fui convocado a unirme a este grupo no pude decir que no porque era un reto, se trataba de un nuevo virus que estaba atacando a la humanidad. Fue muy estimulante porque tuve contacto con las comunidades que sufrían la enfermedad, lo que amplió mi visión de lo que era hacer buena virología.

¿Qué enseñanza nos dejó la pandemia y la carrera contra el tiempo para la vacuna contra la COVID-19?

No esperábamos que en un año y medio se desarrollara una vacuna contra la COVID-19, tomando en cuenta que cuando se introduce una vacuna en la población humana se hace poco a poco, es decir, en fases y si se seguía el esquema esta vacuna tardaría muchos años.

En el caso de la vacuna contra la COVID-19 cuando se estaba desarrollando la fase uno, también se estaba trabajando en la fase dos y eso se puede hacer sin violar ningún principio ético, esta vacuna se probó en 40 mil personas y la emergencia obligó hacer las pruebas rápidamente.

¿Esa metodología que se empleó para la vacuna contra la COVID-19 puede servir para otras vacunas que están en fase de desarrollo?

Sí, se ha cambiado el paradigma de como vemos el desarrollo de las vacunas. La vacuna contra la COVID-19 se basa en 20 años de investigación previa sobre la estructura de los coronavirus, y sabiendo como era la estructura de la proteína que debe incluirse en la vacuna se logró crear la misma. Considero que lo mismo se puede hacer con otras vacunas para distintas enfermedades.

Las ciencias básicas son importantes porque eventualmente nos va a dar respuesta para desarrollar vacunas que necesitamos para el control de enfermedades, la ciencia básica debe traducirse en productos.

¿Considera que hay limitaciones en ámbito científico actual en comparación en la época en que usted se formó?

Como todo en la vida hay cosas buenas y malas, en la época cuando me formé había más recursos para la investigación, y el IVIC en particular le daba a los investigadores fondos y no había que recurrir a otros organismos, claro está, que recurrir a otros organismos ayuda porque lo obliga a uno a realizar un plan de acción.

La falta de recursos te obliga a justificar mejor el uso de los fondos. También es cierto que a nivel mundial la sociedad científica ha evolucionado, vivimos en un mundo más global y los jóvenes investigadores saben que con el conocimiento que van adquiriendo tienen una responsabilidad, no solo de publicar en revistas científicas, sino en contribuir a la solución de los problemas de salud pública.

Sabiendo que el investigador no es un súper héroe, el IVIC ha sido por muchos años un centro primordial de investigación básica, el Dr. Marcel Roche que fue el primer director del IVIC decía: “no hay ciencia básica y ciencia aplicada, hay ciencia buena y ciencia mala, y aquí hay que hacer la ciencia buena”.

Durante la visita al instituto el doctor Esparza Bracho sostuvo encuentro con las autoridades del IVIC, dictó el seminario “Estudios sobre el origen y evolución de la vacuna antivariólica”, y participó de las actividades que desarrolla la Comisión para la Organización, Inventario y Difusión del Fondo Documental del centenario del nacimiento del Dr. Humberto Fernández – Moran en la biblioteca Marcel Roche donde dictó la ponencia titulada “Análisis científico de la obra de Humberto Fernández – Moran”.